Como la diabetes tipo 2 raramente va acompañada de síntomas en sus primeras etapas, a menudo se descubre por casualidad durante un examen médico de rutina.

Se pueden hacer pruebas de glucosa en sangre para detectarla: un test de glucosa en ayuno o a veces, una prueba de hiperglucemia inducida.

Esta última prueba consiste en una lectura de la glucosa en sangre, dos horas después de ingerir un zumo dulce que contiene 75 g de glucosa.

A menudo, el azúcar en sangre de ayuno aumenta gradualmente a lo largo de los años y pasa de un nivel de pre-diabetes normal a un nivel intermedio, tras el umbral diabético.

La glucosa en sangre se puede medir mediante un test de sangre o estimarse por un medidor de glucosa (glucómetro), que permite analizar la glucosa en sangre sobre una gota de sangre tomada en el puño.

Aunque los resultados son normales, se suele recomendar hacer estas pruebas a intervalos regulares para detectar la enfermedad lo antes posible.